Otra vertiente del pensamiento, sobre la cual es necesario hacer claridad, sostiene que el futuro se puede predecir con cierto grado de certeza mediante la ayuda de métodos y sistemas computarizados. Al respecto debe anotarse que las metodologías de proyección provienen de marcos teóricos impregnados de juicios de valor y por ende las proyecciones efectuadas por las máquinas dependen de la inteligencia que las programe. En palabras de Shumacher, “no existe una máquina para predecir el futuro, pues las decisiones están basadas en cerebros no electrónicos”.
[3]
¿Existe alguna ley de la evolución que nos permita prever el futuro? si por el contrario, el futuro por ser desconocido es incierto y no se puede afirmar mucho acerca de él.
Karl Poper es enfático en afirmar que “la búsqueda de una ley que determine un orden invariable” de la evolución no puede caer dentro del campo del método científico (pues) la evolución de la vida sobre la tierra o de la sociedad es un proceso histórico único y tiene lugar con toda clase de leyes”.
[4] Desde esta perspectiva no es válida la idea de ciclo de vida, de nacimiento, niñez, juventud, madurez, vejez y muerte usada por Platón para explicar la decadencia de las ciudades griegas y del imperio persa o el uso semejante de Vico, Spengler y Toynbee en el estudio de la historia.
En la ciencia económica es muy frecuente escuchar la alusión a los ciclos y los autores mas importantes se han detenido en su análisis. Al respecto, el profesor Shumpeter, sistematizó las diversas teorías y estableció tres tipos de ciclos: De corto plazo o ciclos Kitchin (4 o 5 años), de mediano plazo o ciclos Juglar (9 a 11 años), de largo plazo o ciclos Kondratief (de 50 a 60 años).
[5] Esto es lo que se conoce en la teoría económica convencional.
[6]
Otros autores mención la existencia de ciclos aún mas extensos con un periodo de duración de 4 a 5 siglos. El economista Ravi Batra, retoma esta noción del maestro hindú Sarkar
[7] y la economista norteamericana Hazel Henderson convalida el análisis efectuado por el profesor Sorokin de Rusia.
[8]. La ciencia de los aztecas y los mayas hacen referencia a la existencia de ciclos de cinco décadas que agrupadas en conjuntos de diez constituyen ciclos extensos con una duración aproximada de 500 años.
[9]
Una pregunta que surge es a que vienen éstos planteamientos en la formalicen de la prospectiva. También es posible que nos preguntemos si estas afirmaciones corresponden al terreno de la ciencia (episteme) o simplemente estén en el campo de la especulación (doxa). Con respecto a la primera pregunta podemos afirmar que la prospectiva requiere una visión amplia fuera de lo común.
De hecho, el termino
prospicere, significa en latín “mirar a lo lejos”, tener una visión amplia. Bastón Berger, uno de los primeros inspiradores de la prospectiva, la define de acuerdo a cuatro principios: “ver lejos, ver amplio, analizar en profundidad y aventurarse”
[10].
En este ejercicio, el sentido del futuro, representa ante todo una aventura, que bien vale la pena vivir. Y esta aventura es aun mas incierta cuando los desarrollos de la epistemología en el siglo XX, como lo evidencian los aportes de Karl Poper, Tomas khun y Lakatos, han modificado los limites convencionales entre la ciencia y la no ciencia.
[11]
Podemos afirmar que los planteamientos de Sarkar, Sorokin o los mayas, son simples especulaciones, pero no debemos olvidar que la ciencia de la modernidad tiene una existencia que proviene de la ilustración, el siglo de luces y la revolución industrial, con una existencia relativamente corta si nos acercamos a las leyes de los grandes números.
El pensamiento occidental está circunscrito a lo conocido en los últimos 2 o 3 siglos básicamente. Las principales ideas que se consolidaron en el siglo XIX en las mentes ilustradas contienen elementos importantes de verdad pero no pueden pretender ser la universalidad. De hecho, las seis grandes ideas occidentales de evolución, competencia, materialismo, hedonismo, pragmatismo y positivismo, vienen cediendo su terreno frente a los aportes de múltiples culturas.
Dentro de éste marco no deben descartarse, las hipótesis no convencionales. T
ambién existen unos grados de libertad de la
condición humana para actuar, provocar rupturas y construir nuevos escenarios
futuros. Eso es lo que hace la
Prospectiva, luchar contra la fatalidad.
B. MEGATENDENCIAS DEL SIGLO XXI
El análisis prospectivo, exige una mirada amplía y profunda. Un análisis más amplio sobre el tema se puede consultar en
Visión y construcción de futuro . Dentro del contexto de la prospectiva, consideramos para el presente ejercicio la hipótesis de que “el final del siglo XX señala una ruptura de tendencias y el inicio de una fase de transición hacia una nueva era”.
¿Que tiene que ver éste planteamiento con la prospectiva de Bogotá al año 2.000?
Si la hipótesis no es cierta, podríamos esperar que no se presenten cambios sustanciales en el futuro. Pero si por el contrario, estamos en un gran punto histórico de inflexión de tendencias, es posible esperar la presencia de cambios significativos e inesperados y fuera del contexto conocido.
Los argumentos que reunimos para reforzar la hipótesis recogen varios estudios de gran relevancia sobre las principales tendencias que caracterizan esta nueva era.
[12]
Las principales mega tendencias son:
1.
Desconcentración urbana. Las fuerzas que en su momento contribuyen a generar economías de escala, mayores ingresos, mejor calidad de vida, medio ambiente sano, se están revirtiendo generando efectos contrarios.
2.
Integración espacial de las diversas actividades humanas: Trabajo, vivienda, educación, recreación, etc., contribuirá a la consolidación de las localidades.
3.
Descentralización política - administrativa. El estado central, se tomo demasiado grande para resolver los problemas pequeños y demasiado pequeño para resolver los grandes problemas.
4.
Transición de la mecamática a la informática. La introducción de los microcomputadores facilitará todos los procesos descentralizadores y desconcentradores.
5.
Pluralismo político y poder local. Se rompen los sistemas unipartidistas o bipartidistas, dando lugar a múltiples opciones.
6.
Diversidad cultural. Quiebre de los estereotipos, reivindicación y renacimiento de las minorías étnicas.
7.
Tecnologías verdes. Aparición de múltiples tecnologías y basadas en el consumo de recursos renovables, especialmente biotecnologías.
8.
Ciudad del conocimiento. Transición de una fase de acumulación de capital hacía la acumulación de conocimientos. El saber será determinante en el devenir de las sociedades.
9.
Ética del género humano. Priorización de los valores espirituales, sobre los valores materiales. Valorización del ser, prevalencia de valores éticos y estéticos.
10.
Identidad humana terrenal. Nuevo diálogo. Equilibrio de la técnica, el hombre y la naturaleza.
Declive del antropocentrismo y el tecnocentrismo. Visión global, acción local.
C. LAS MEGATENDENCIAS Y EL DISTRITO CAPITAL.
.
En el marco general de las megatendencias, la situación del Distrito Capital de Bogotá presenta las siguientes características:
1.
Desconcentración urbana. Reversión del proceso histórico de concentración urbana ocurrido durante el siglo veinte y en particular en las últimas tres décadas.
[13]
El ritmo de crecimiento anual de la población ascendió gradualmente, pasando del 2,8% en el periodo de 1.912 a 1.918. al 5.5% entre 1.918 y 1.938, hasta llegar al 6.9% en el periodo 1.958-1.964. (ver gráfico No 1) . Esto ocurrió como lo han señalado diversos autores, por la acción de factores de expulsión del campo como la violencia, el empobrecimiento del campesinado, la transferencia de los excedentes de la agricultura a la industria, el comercio y las finanzas en la ciudad y también por la acción de factores urbanos de atracción como son las mayores oportunidades de empleo, mejor calidad de vida, recreación, mejores servicios, etc. Todo éste proceso fue coadyuvado por la acción estatal que transfirió por la vía tributaría, financiera y el mecanismo de precios, los excedentes del campo a las principales ciudades del país.
Otro aspecto que debe tenerse en cuenta es la transferencia, sin pago de regalías del agua y energía provenientes de fuentes naturales en las regiones circunvecinas. En 1.990 Bogotá consumió aproximadamente 300 millones de metros cúbicos de agua y 5.7 millones de megavatios/hora. Las migraciones también significaron un subsidio invisible para la ciudad, dado que ésta no asumió la carga de criar, alimentar y educar a los adolescentes que llegaron a adultos dispuestos a trabajar.
[14]
En la década del sesenta, este proceso comienza a revertirse y la gran ciudad desacelera la dinámica demográfica, pasando de una tasa de crecimiento anual del 5.9% entre 1.964 y 1.973, al 3.3% entre 1.973. y 1.985 y al 2.9% entre el último censo y 1.990. Para el futuro se espera que continúe ésta tendencia decreciente y la pérdida de primacía urbana de la capital.
Debe anotarse que esta tendencia promedia no es uniforme para toda el Distrito pues como se comprenderá. ésta no es una masa homogénea, sino que presenta diversas dinámicas en su interior. Así, las alcaldías mas pequeñas y antiguas, pertenecientes al anillo central de la ciudad como La Candelaria, Santa Fe, Los Mártires y Teusaquillo presentaron una baja tasa de crecimiento demográfico y se espera que en la década de los noventa crezcan a tasas que oscilan entre el 0.17% y el 0.52% (ver gráfica No 2).
La alcaldías del segundo anillo integradas por Chapinero, Barrios Unidos, Puente Aranda, Antonio Nariño, Rafael Uribe y San Cristóbal, crecieron a niveles promedios y se espera que e año 2.000 presenten tasa anuales de expansión entre el 0.52% y el 1.55%.
En contraste las alcaldías del anillo periférico de la ciudad, integrado por: Usaquen, Suba, Engativa, Fontibón, Kennedy, Bosa y ciudad Bolívar, presentaron tasa de crecimiento anual superiores a promedio y se estima que entre 1.990 y el año 2.000 la población crecerá a una tasa anual que fluctúa entre el 3% y e 7%.
Mientras esto ocurre en Bogotá, en los municipios vecinos se observan tendencias con tasas de crecimiento de la población que superan el promedio de Bogotá. (gráfica No 3).
Los municipios del primer anillo que rodea al Distrito Capital, como Chía, Cajicá, Cota, Mosquera y Sibaté, presentan tasas de expansión que fluctúan entre el 6% y el 9% anual. En el caso de Soacha se presentaron niveles anuales del 12% en el periodo ínter censal 1.973-1.85. (ver cuadro No 1)
[15]
Los municipios del segundo anillo, también presentan un crecimiento demográfico que supera el promedio de Bogotá, con tasas anuales entre el 3% y el 5% en Madrid, Facatativá, Funza, Sopó, Tabio, Tenjo, Zipaquirá, y Cogua.
Esto nos estaría indicando que las olas de crecimiento centrífugo que se desplazaron durante el presente siglo a Bogotá, ahora han vuelto en sentido centrípeto contrario hacía los municipios circunvecinos generando una megatendencia a la desconcentración urbana. De hecho, la expansión que se observa en el primer anillo de municipios circunvecinos se presentó en Bogotá en los años sesenta y la expansión de los municipios del segundo anillo es similar a la observada en los años setenta. (gráfica 3)
Los principales factores que estarían explicando esta reversión con fuerzas
expulsoras, estarían asociados con los costos sociales y las deseconomías generadas por la concentración. El valor del sueldo urbano en la capital se incrementa haciendo cada vez mas costosa la vivienda, la ampliación del perímetro urbano obliga a masivas inversiones en vías y servicios públicos cada vez más costosos, el transporte se hace cada vez mas lento absorbiendo el tiempo y los recursos económicos y energéticos de la ciudad.
[16]
Debe anotarse que las dos terceras partes de la inversión del Distrito en las dos últimas décadas han correspondido a los sectores de servicios públicos. Estos sectores de vías y servicios públicos, que pueden ser importantes instrumentos de planeación urbana, han ido a la zaga de los desarrollos espontáneos. Entre 1.941 y 1.990, se originaron en Bogotá 925 asentamiento clandestino, ocupando un área de 5.471 hectáreas, con aproximadamente un millón de habitantes es decir la quinta parte de la población de Bogotá
Para atender los requerimientos de nuevas redes en la periferia a costos más altos, se hizo necesario acudir a los mecanismos de las transferencias del sector central, nuevos préstamos, más tributos a alzas en las tarifas y se descuidaron las inversiones en el sector social, extendiéndose las deseconomías, los costos sociales y la crisis de la ciudad.
[17]
A la luz de la teoría complejo, los factores de
atracción de los municipios vecinos son, además de la relativa tranquilidad y estética paisajística, la dotación gradual de los servicios y sus tarifas inferiores al promedio de Bogotá, las crecientes facilidades de acceso de las familias al comercio y los servicios modernos y las facilidades para las empresas en cuanto a incentivos tributarios y disponibilidad de materias primas.
Estas tendencias han sido acentuadas por las leyes descentralización política y administrativa expedidas en el pasado y pueden ser reforzadas con la expedición de la nueva constitución.
2
. Integración espacial. Del monocentrismo al multicentrismo. La segunda megatendencia se inscribe dentro del proceso global de descentralización que al interior de la ciudad se manifiesta mediante un proceso de morfogénesis en su estructura urbana.
En los años sesenta, el proceso concentrador llegó a su punto culminante, generando una ciudad de carácter monocéntrico. Todos los caminos conducían al centro.
El surgimiento de las ciudadelas y los conjuntos de vivienda integrados al comercio y los servicios es una tendencia que ha consolidado gradualmente una ciudad poli céntrica.
La ciudad se ha desarrollado en radios del centro hacia la periferia, asignando un mayor rango a las áreas urbanas en cuanto a disponibilidad de servicios, valor del sueldo, precios de las edificaciones, disponibilidad de transporte etc. Si bien es cierto, la ciudad está en un proceso de transición de una fase monocéntrica a una fase poli céntrica, aún existen características muy marcadas que distinguen y jerarquizan los diversos anillos de la ciudad.
Esta tendencia ha sido reforzada con el proceso de terciarización de las ciudades, consistente en un predominio de las actividades diferentes a la industria.
En el caso de Bogotá, el sector terciario participa aproximadamente en el 65% del producto interno bruto, dentro del cual es 28% corresponde servicios comerciales y personales, el 16% al sector de servicios financieros, el 11% al servicio de transporte y telecomunicaciones y el 10% al comercio y servicios de restaurante.
[18]
El censo económico multisectorial realizado por el DANE en 1.990, revela que en Bogotá existen aproximadamente 232.200 unidades económicas, de las cuales cerca de la mitad (54%) fueron creadas con el último quinquenio. Del total, al 95% corresponden a establecimientos de menos de 10 trabajadores y el 50% a establecimientos de solo una persona.
De un total de 1.229.980 personas ocupadas, el 30% trabajaban en el comercio, el 39.3% en los servicios, el 24% en la industria manufacturera y el 6.9% en otras actividades. Estas cifras son muy reveladoras sobre la participación del comercio en Bogotá, el cual en materia de empleo se colocó por encima del sector industrial que tradicionalmente había sido líder en ésta materia, llegando a un segundo lugar, después del sector financiero. Dichas actividades, presentan la característica de ser unidades pequeñas dispersas en todo el territorio del Distrito con un tamaño promedio de tres personas cada una.
En un principio los urbanistas diseñaron una ciudad con la asignación de áreas para vivienda, industria, comerció y usos institucionales. Hoy en día nos enfrentamos a otra realidad, de un espacio urbano en donde no existe una delimitación clara de éstos usos los cuales se combinan en muchos sectores de la capital.
Esta característica funcional en el uso del espacio, ha modificado la noción tradicional de “zoning” concebida por Ebenezer Howard, reglamentando la producción, distribución y consumo del espacio de la ciudad y de Daniel Burham asignando y jerarquizando el uso a cada uno de los segmentos y parcelas de la ciudad.
[19]
En el caso del Distrito es evidente que el crecimiento del sector informal, ha dado lugar a uso multifuncional del espacio en la ciudad que se alejó de la racionalización planteada por la Corbusier de establecer una marcada división social del espacio urbano.
En el plan de desarrollo 1.991-1.992, se estableció que de las 30.300 hectáreas que conforman el área urbana de la ciudad, 8.756 hectáreas están asignadas a actividades mixtas de comercio y microempresas y 5.817 hectáreas corresponden a áreas de actividad múltiple que combinan el uso de vivienda con microempresas y comercio. Si sumamos estos dos grandes conjuntos, se encuentra que el 48% de la ciudad combina los usos comerciales y residenciales.
La actividad comercial y de servicios ha recibido en el pasado un enorme impulso motivada por varios factores. Uno de ellos es el desarrollo espontáneo que se generó a lo largo de los principales corredores viales de la ciudad, sobre los cuales se fueron ubicando una gran cantidad de establecimientos.
Este proceso nos esta indicando el surgimiento de una gran cantidad de unidades económicas pequeñas, la mayoría de carácter familiar.
Han contribuido otras causas como son el proceso de acumulación de la capital en las grandes unidades a partir de técnicas intensivas en capital, el descenso en los salarios reales promedios que buscan ser compensados con actividades complementarias, la sustitución de los contratos a término definido por contratos a término fijo y en general la reconversión de las relaciones laborales por relaciones flexibles de compraventa y trabajo a domicilio.
[20]
Otro factor, muy importante en la mega tendencia a la integración de actividades, especialmente a partir de la década del setenta, fue la aparición del concepto de malla expresado en la creación de los centros comerciales, que significaron una nueva forma de vivir la ciudad. Las estadísticas de Planeación Distrital señalan que solo en el periodo comprendido entre 1.980 y 1.990, se expidieron licencias para la construcción de un millón novecientos mil metros cuadrados destinados a establecimientos comerciales.
Esta actividad fue particularmente intensa en el nororiente de la ciudad, pero posteriormente se extendió por los diversos puntos del área urbana y hoy en día ha generado verdaderos polos de atracción, conformando un sistema de ciudades dentro de la ciudad. Los centros comerciales han contribuido de alguna manera a generar espacios urbano presentando soluciones que integran múltiples actividades como son además de las compras, sitios para parqueo, zonas verdes, restaurantes, salas de cine, juegos recreativos y en general espacios de esparcimiento y comunicación.
Está reconversión ha significado en términos del espacio urbano, el rompimiento del anterior concepto de “zoning” y el predominio de las áreas de actividad mixta y múltiple, que combinan vivienda, comercio y servicios. De las 30.300 hectáreas que forman el área urbana del Distrito, únicamente el 28% corresponde a actividad específica residencial. En contraste. 5.817 hectáreas son áreas de actividad múltiple y 8.756% hectáreas son áreas de actividad mixta. Si a ésta superficie se le adicionan las áreas destinadas a industria y servicios institucionales metropolitanos, se tiene que el empleo se distribuye en el 61% del área del Distrito.
Uno de los grandes aciertos del estudio realizado en 1968 por el C.I.D. de la Universidad Nacional de Colombia fue el haber planteado hacía el futuro una estructura de ciudad policéntrica que hoy en día se está consolidando grandemente. Al respeto, el estudio concluía en ese entonces “una concentración inicial de esfuerzos para el suministro de la vivienda a un número cada vez mayor de personas a distancias de sus sitios de trabajo que puedan recorrer a píe desde sus casas o con rutas cortas de buses. Esto implica un estudio sobre la creación de una ciudad compuesta de un centro principal y diversos centros subsidiarios autárquicos hasta donde sea posible, que requieran ordinariamente un mínimo de movimiento entre los centros o de las áreas residenciales a los centros distantes de trabajo y comerciales”
[21]
También advertía el estudio, que para una asignación eficaz de recursos en el largo plazo, no se justificaban grandes inversiones en obras de infraestructura vial y transporte, que podían destinarse a otros sectores prioritarios de la ciudad.
3.
Descentralización local. Con la reglamentación de la nueva constitución, que planteó en su artículo 322 dividir a Bogotá en localidades, se refuerza la megatendencia a la descentralización del Distrito capital y la integración de las diversas actividades en cada uno de los núcleos de la ciudad. Ello significará el replanteamiento de la división politico-administrativa vigente desde 1.972, que presenta enormes asimetrías en cuanto al tamaño y población de las alcaldías. En los planes de ordenamiento físico del acuerdo a de 1.990, también se plantea una macro estructura urbana dividida en localidades, particularmente en el borde occidental de la ciudad.
En el momento de aprobarse la nueva constitución, existen veinte alcaldías, de las cuales seis cuentan con una población similar al de las ciudades intermedias, fluctuando entre 323.000 y 618.000 y con un área bruta de 1.691 hectáreas a 4.264 hectáreas. (cuadro Nº 2)
En un segundo nivel de tamaño se ubican, en cuanto a población, otras seis alcaldías con un rango que oscila entre 200.000 y 300.000 habitantes y en tercer lugar hay siete alcaldías pequeñas, ubicadas en el área central de la ciudad, con una población que oscila entre 116.000 y 165.000. (gráfica Nº 4)
Casos especiales son la alcaldía de la Candelaria, zona histórica con 25.855 habitantes y la alcaldía rural de Sumapaz con aproximadamente 6.000 habitantes y una extensión de 80.000 hectáreas.
En el marco de una visión prospectiva, la división territorial del Distrito, deberá contar con localidades que atiendan principalmente los criterios de identificación con el entorno natural, heterogeneidad en las condiciones económico- sociales y homogeneidad en los tamaños de las poblaciones. Si se considera el número de alcaldías existentes
[22] y una población proyectada de 6.173.095 habitantes en el año 2.000, el tamaño promedio de cada localidad debería fluctuar entre 250.000 y 325.000 habitantes.
Si se fragmenta el territorio en diez localidades similares, el tamaño promedio de cada una oscilaría entre 480.000 y 620.000 habitantes. En este caso cada localidad tendría una población similar a la de ciudades como Pereira, Cúcuta o Bucaramanga.
Y si se divide el territorio en cinco localidades, el volumen de población oscilaría alrededor de un millón de habitantes. Serian cinco Barranquillas dentro de la ciudad. El contraste es notorio si se tiene presente que la capital del Atlántico tiene 8.300 hectáreas urbanizadas y en cambio, cada una de las localidades de Distrito capital solo tendría 6.000 hectáreas, contando el perímetro actual.
Si basamos la división territorial incorporando un criterio participativo, lo ideal sería considerar la primera alternativa de localidades de 300.000 habitantes en donde las decisiones de cada uno de los habitantes tendrían un mayor peso específico.
Si se considera la tercer alternativa de localidades grandes, se pierde en participación, pero se gana en manejo administrativo, dado que es más fácil gerenciar cinco localidades. Con base en la primer alternativa, se puede efectuar, a manera de propuesta para estudio, una división territorial de las siguientes características:
Se divide en dos la alcaldía de Kennedy, para dar origen a una nueva zona, de las Américas hasta la Avenida del Centenario, que podría nominarse “La Magdalena”.
Se divide en tres la alcaldía de Engativá, creando una nueva zona, de la Autopista Medellín hasta el límite del río Juan Amarillo, que podría denominarse El Cortijo. Y adicionalmente otra zona, de la Avenida Ciudad de Cali hasta la Avenida 68 que podría denominarse “ Botánico”.
Se divide en dos la alcaldía de Suba, a partir del límite establecido por su avenida principal hacia el sur para dar origen a una zona que podría denominarse “Juan Amarillo”.
Se unirían las alcaldías de Chapinero y Santa Fe, Teusaquillo y Barrios Unidos, Los Mártires y Antonio Nariño y La Candelaria y San Cristóbal, conformando cuatro alcaldías zonales.
Estableciendo nuevos límites quedarían 19 localidades con un tamaño que oscilaría entre 260.000 y 350.000 habitantes.
La decisión final dependerá del criterio que más se ajuste a las coordenadas técnicas, políticas y administrativas de la capital. Debe tenerse presente que la nueva división territorial deberá tener presentes también los esquemas de sectorización utilizados por el DANE y por las entidades del sector central y el sector descentralizado del Distrito y a su vez, estas deberán ajustarse en el futuro a las reglamentaciones que en la materia se deriven de la nueva constitución.
Para reforzar claramente la tendencia a la descentralización será necesario asumir en forma integral los retos y compromisos que le planteó la nueva constitución al Distrito Capital.
Estos compromisos tienen que ver, en primer lugar, con una reestructuración de la división territorial en términos planteados anteriormente. (Según lo dispuesto en los artículos 322 y 323).
En segundo lugar, se debe adelantar una reestructuración financiera, con el propósito de garantizar un manejo nacional de los recursos y la destinación de los mismos con referencia hacía aquellos sectores de la ciudad que presenten mayores déficit en materia de salud, educación, vivienda, vías y servicios públicos. (ver gráfica Nº 5)
Ello significará una planificación que destine una parte de los recursos a las inversiones de carácter metropolitano y otra parte de los recursos que atienda los planes zonales de cada una de las localidades, de acuerdo a sus necesidades y el aporte económico a la ciudad. (Artículos 324, 350, 357, 366).
En tercer lugar, el proceso de descentralización tendrá un mayor alcance, en la medida en que se adelanté una reestructuración administrativa, con el propósito de racionalizar el manejo de las entidades con iguales funciones pero con dispersas y descoordinadas, agrupándolas en las Secretarías y Departamentos. A la vez que se fortalece la unidad de mando, se deben descentralizar todas las funciones operativas, trasladando dependencias bajo la jurisdicción de las nuevas localidades que surgen de la división territorial.
En este proceso es donde más resistencia se presenta al cambio, pero es un reto que debe asumirse para construir la ciudad del futuro.
La re-estructuración política, deberá atender los procesos mencionados, dado que la mayor democracia política y económica dependerá del grado y simultaneidad con que avancen los procesos de re-estructuración espacial, administrativa, operativa y financiera en el Distrito Capital. Con base en la visión de conjunto, será posible establecer las juntas administradoras, los concejales elegidos por cada localidad y en general determinar todos los mecanismos e instancias de decisión acordes a la ciudad del siglo XXI que se pretende construir.
4.
Transición de la informática sobre la mecamática, megatendencia en el paso de una ciudad industrial a una ciudad de servicio.
El surgimiento y la consolidación de los sistemas de micro computación en la década del ochenta y su aplicación a las diversas actividades económicas del país y la ciudad en particular, ha sido asimilado rápidamente por las entidades financieras y luego por las entidades comerciales mediante la conexión de redes con múltiples terminales.
En la medida en que se consoliden estos nuevos proyectos, y sea posible la extensión de terminales a todos los puntos institucionales de la ciudad, el proceso de desconcentración de funciones y descentralización administrativa se acentuará.
A nivel institucional del estado se proyecta establecer redes para una mejor atención al público. Uno de los proyectos es el S. I. I. G., sistema integrado de información geográfica, que conectará las entidades del sector central y descentralizado del Distrito.
En la era de los servicios, la idea es acercar las entidades a los ciudadanos y en esta perspectiva deberán reorganizarse desplazar dependencias a cada localidad atendiendo la nueva división territorial. En cada nueva localidad deberán existir terminales para la atención de la salud, educación, la vivienda, los servicios públicos, etc.
Con la puesta en marcha de los CADES en 1.990 se refuerza la tendencia a la desconcentración y descentralización administrativa y se integran aun más las diversas actividades en cada localidad. En el primer semestre de 1.991 fueron atendidos más de un millón de usuarios, lo que representa una economía de tiempo y recursos para la ciudad en su conjunto.
5. P
luralismo político y poder local. Megatendencia aun incipiente, pero los acontecimientos de 1.991, como son el surgimiento de nuevas fuerzas políticas y la aprobación de una nueva constitución, señalan el cambio de esta de una tendencia que perduró por siglo y medio en la historia política del país.
En el pasado reciente, la elección popular de alcaldes y el uso del tarjetón, representaron un primer paso. Con la nueva constitución se crean condiciones para la transición de la democracia representativa a la democracia participativa.
Se crean nuevos mecanismos de participación, como el cabildo abierto (art. 103), las consultas populares, la elección de juntas administradoras locales. La ampliación del espacio de representación política, la supresión de los nombramientos simultáneos en dos o más cargos, la prohibición del nepotismo, la eliminación de los auxilios y la desviación de recursos y la supresión de la participación de los concejales en las juntas de las entidades del Distrito, son mecanismos que pueden contribuir al quiebre de monopolios y al reforzamiento del pluralismo político.
6.
Diversidad cultural. Cosmopolitismo. El desarrollo de la megalópolis tiende a suprimir la diversidad cultural por el predominio de los estereotipos, provenientes principalmente de los modelos importados. La ciudad ha mezclado las culturas regionales de los migrantes y a dado origen a nuevas representaciones que se distancian de las raíces históricas, generando una ausencia de identidad con el medio.
Este es uno de los procesos más complejos y difíciles de las culturas en la ciudad. A pesar de ello subyacen inconsciente colectivo los genes culturales, que se perpetúan a través de diversas formas y cuyas expresiones más significativas señalan la existencia de “colonias” al interior de la ciudad, que renuevan el compromiso primigenio con la cultura ancestral. Quienes manejan los medios masivos de información, también han comprendido gradualmente la necesidad de reivindicar la diversidad cultural como una forma de riqueza y sus acciones seguramente reforzarán los tejidos culturales en las respectivas regiones.
Sin embargo, en la gran ciudad esta labor de re-encuentro con las culturas es muy difícil y significará uno de los grandes retos hacía el futuro.
7.
Tecnologías verdes. Cada día va creciendo la conciencia sobre la necesidad de preservar el medio ambiente, que en el pasado fue degradado por la acción del hombre y la máquina. Es un hecho que esta megatendencia tiende a consolidarse en el futuro.
En el caso del Distrito es notoria la contaminación del aire provocada en sus dos terceras partes por el tránsito de más de 400.000 vehículos, en su gran mayoría de carácter particular. Diariamente entran en circulación 60 nuevos automotores que contribuyen a hacer más pesado el tráfico, disminuyendo la velocidad promedio y aumentando la contaminación. ( 21 )(gráfica Nº 7)
El agua es contaminada por la acción de la industria, particularmente en los ríos Fucha y Bogotá y por la acción de las gravilleras y curtiembres en el río Tunjuelito. A esto se agrega la acción de los residuos residenciales sin tratamientos adecuados.
La tierra se ha degradado en los cerros tutelares de la capital por la acción nociva de la urbanización ilegal tanto de los estratos bajos, como de los estratos altos.
La energía proveniente de los recursos no renovables se agota a medida de que expande la ciudad y se fragmentan las actividades en su interior. El transporte en Bogotá consume cerca de 720 millones de galones de gasolina anualmente. La protección de medio ambiente será posible plenamente en la medida en que se desarrollen tecnologías alternativas no convencionales.
El fortalecimiento de cada localidad puede contribuir en la dimensión ambiental, al disminuir los desplazamientos motorizados de la población, ahorrando energía no renovable. En el futuro se hace imprescindible el diseño e implementación de un sistema de ciclorutas al interior de cada una de las zonas del Distrito y de un sistema de ciclopistas que conecte los diversos sectores de la capital.
La energía solar es un recurso relativamente abundante en nuestro medio y debería utilizarse en las viviendas como sustituto o complemento de otras fuentes energéticas.
En la medida en que se generan economías de escala, los cultivos hidropónicos o la agricultura urbana pueden constituirse en una alternativa sana de producción y consumo de alimentos en la casa.
La consolidación de comités ambientales zonales, que valen por la protección del entorno será mas efectiva que las acciones aisladas de las autoridades pues la solución es mas un problema un problema de conciencia ciudadana que de control estatal.
8.
Ciudad del conocimiento. La revolución estatal marcó el predominio de la máquina sobre el hombre. La piedra filosofal que transformaría la materia halló su punto culminante en la industria, aquel sector que la modificó mediante la maravilla de la técnica. El grueso de la literatura del crecimiento, desde Adam Smith hasta nuestros días, le asignó un papel protagónico a la industria como eje productor de riqueza.
En la actual fase del desarrollo, ha surgido una nueva tendencia que asigna un gran rango de valor al conocimiento en el proceso de desarrollo. En nuestro medio Miguel Urrutia ha enfatizado el papel estratégico que puede cumplir la educación hacia el futuro.
En Bogotá, se ha mejorado notablemente la cobertura educativa en sus tres niveles y existe en la juventud un gran interés por aprender. Sin embargo deben emprenderse grandes acciones tendientes a mejorar la pedagogía y la calidad de los contenidos, pues en esta materia el rezago hacia el siglo XXI es bastante amplio.
9.
Ética del género humano. Hasta la fecha, el pensamiento occidental se ha caracterizado por el predominio de los valores materiales, los cuales han constituido uno de los motores dinámicos de la modernidad. Esta forma de pensamiento, cuestionada por autores de la talla de Niecht, Camus y Sartre, ha entrado en crisis, dando origen a lo que algunos filósofos han dado en llamar la pos-modernidad, la cual presenta una ruptura en varias direcciones, con respecto a pensamiento tradicional.
La valorización del capital ha conllevado a una desvalorización de las personas, generando los conocidos problemas de marginalidad, estrés, indiferencia, soledad, neurotismo, etc. que llevan a la búsqueda de nuevos escapes. Bogotá no fue ajeno a estas tendencias presentes en las grandes ciudades del mundo moderno, y ha sido polo de atracción por la posibilidad de acceder a aquellos valores como la casa, el carro, los electrodomésticos, que han dejado de ser un medio para convertirse en un fin en si mismos. Hoy en día va creciendo la conciencia de que esto por si mismo no basta y que e desarrollo debe satisfacer las necesidades básicas del saber, el afecto, el ocio, la protección, la identidad, la participación y la libertad.
[23]
10.
Identidad humana terrenal. El gran reto que tiene los actores sociales del Distrito Capital de Bogotá hacía el futuro, es tratar de generar nuevas coordenadas del desarrollo, encauzando adecuadamente las grandes tendencias que se vislumbran. Este proceso implica necesariamente una reconvención mental, que permita romper con los viejos esquemas para dar paso a nuevas formas, las cuales contribuirán sin duda a un mayor equilibrio del hombre, la técnica y la naturaleza.
Ver que ocurrió después en: Metamorfósis de Bogotá y la historia del futuro en: Bogotá-Región
2038
Notas:
[1] Articulo publicado en la revista de la Escuela de Administración de negocios. Bogotá, 1993.
[2] Director de la
Corporación Iberoamericana de Multiservicios